jueves, 30 de julio de 2009

La Sábila: una historia de curación mundial

Por: Dra. Beatriz Mtz.

A lo largo de la historia, los humanos han recurrido a las plantas lo mismo como alimento que como medicina. Desde los pobladores primitivos que buscaban la corteza del sauce para usarla a manera de “aspirina”, hasta la civilización moderna que recurre a la penicilina antibiótica procesada a partir de simple moho de pan, los humanos siempre han hecho un buen uso de las plantas curativas.

La sábila, una planta popular en todo el mundo, utilizada para calmar molestias estomacales y ayudar a curar quemaduras y raspaduras, ha sido una parte muy preciada del “botiquín” de la naturaleza a lo largo de todas las épocas. Es un importante miembro de la familia de los lirios, que incluye al espárrago, el ajo, la cebolla y el nabo, y ha sido utilizada de manera segura durante aproximadamente 4,000 años para contribuir a la salud, la energía y la vitalidad.

Aunque la investigación científica de la sábila todavía se encuentra en sus etapas iniciales, esta planta tiene una larga historia de uso como deliciosa bebida natural y como remedio natural cuya eficacia ha sido demostrada por el tiempo. De manera externa, se le ha utilizado para curar heridas, quemaduras de sol e irritaciones menores de la piel. Internamente, se le ha consumido para fortalecer al sistema inmunológico y combatir el estreñimiento, las úlceras pépticas, la diabetes y el asma.

A pesar de que los científicos han publicado más de 10,000 artículos acerca de la sábila, todavía no conocen todos los detalles acerca de la forma en que esta planta es capaz de aportar los muchos beneficios que se le atribuyen. Y, no obstante, cada día averiguan más y más acerca de esta relajante planta, y los hechos tienden a validar sus usos populares.

Resulta sorprendente la importancia que a lo largo de la historia se le ha dado a la sábila. El uso medicinal de la sábila aparece ilustrado en varias tabletas de arcilla de la antigua Mesopotamia que datan de 1,750 A.C., y ya se le menciona en antiguos papiros médicos egipcios. Sus propiedades curativas han sido tan ampliamente reconocidas que cuando Alejandro Magno iniciaba sus conquistas, Aristóteles le aconsejó primero conquistar la isla de Socotta, que se encuentra al Este de África, para asegurarse de contar con suficiente sábila para tratar las heridas de sus soldados.

En el siglo I D.C., el herbolario griego Dioscórides escribió lo que considera como el primer libro de medicina. En este libro se recomendaba el uso de la sábila para curar heridas, estreñimiento, insomnio, trastornos estomacales, dolores, hemorroides, comezón, dolores de cabeza, la caída del cabello, úlceras, el cuidado de la piel, quemaduras de sol y el cuidado de la belleza.

Los comerciantes, exploradores y misioneros que viajaban en condiciones peligrosas con un espacio de carga limitado, siempre incluían a la sábila junto con otros valiosos productos que llevaban para comerciar con ellos o compartirlos con otras culturas. Desde aquel entonces, esta planta se ha extendido por todo el mundo, creciendo en regiones calurosas como el África, el Caribe, el “cinturón del sol” de los Estados Unidos, México, América Central y Sudamérica; la India, y otras partes de Asia.

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